Un smoothie (del inglés smooth: suave) es una bebida cremosa no alcohólica preparada a base de trozos de frutas, frescas o congeladas, mezcladas con productos lácteos, como leche o yogur (preferentemente de leches vegetales) y hielo. Suele tener una consistencia parecida a un batido pero algo más espeso. Se debe triturar o licuar en el momento de consumirlo. Su principal característica son las vitaminas que contienen y que son bajos en calorías. Por todo ello, es una bebida muy saludable y refrescante, que permite una gran combinación de ingredientes, ya que su base es la fruta pero se pueden añadir verduras variadas, saborizantes y algunos añadidos para hacerlos más sabrosos y completos.
El concepto nació en California en los años 1960 junto a un boom de gente que sentía la necesidad del cuidado personal, los gimnasios, las bebidas energéticas y bajas en calorías y grasas. Los smoothies fueron una alternativa energética y vitamínica a los refrescos artificiales.
Se pueden hacer de todo tipo de frutas como plátano, manzana, kiwi, albaricoque, papaya, mango, melocotón, piña… Solas o combinadas entre ellas, o con verduras como apio, zanahoria, espinacas frescas… También se pueden añadir semillas como chía o linaza, frutos secos, avena, y endulzar con cacao, esencia de vainilla o canela.
Dos ejemplos de recetas:
- Triturar una taza de frutas congeladas (frutos rojos, rodajas de plátano, dados de melocotón, mango, piña, manzana…), dos vasos de leche vegetal, 1 cuch. de cacao en polvo, 1 cta. de canela, 1 cuch. de semillas de chía y ½ cuch. de semillas de linaza.
- Triturar 2 zanahorias, 1 manzana, un puñado de espinacas frescas, 2 dátiles y 2 cuch. de moras congeladas.
(Imagen de la web www.huffingtonpost.com)